miércoles, 20 de febrero de 2008

Ser hijo de desaparecido

Una verdad desentrañada, un pasado revelado, y entre medio del caos una niebla de incertidumbre, un análisis y el posterior cuestionamiento a personas que pasaron a ser desconocidas, un debate con la memoria, una lucha con la razón y la lógica, recuerdos avivados despertando la nostalgia, un encuentro, un reconocimiento con la misma sangre, y un desencuentro con la ajena, una explicación a esta barbarie cometida, y una vida, una historia recuperada...

Carta para Bucay

Querido Jorge:
Acabo de terminar de leer tu libro y no me pareció mala idea escribirte como una respuesta final a todas esas cartas maravillosas que recibí. Admito que invadí tu mente de preguntas, y no se si te resulto molesto. Pero no me arrepiento, de nada me arrepiento, porque no tiene sentido ya si no puedo volver el tiempo atrás. Me despejaste el cielo lleno de dudas, y desgajaste todos los nubarrones que entristecían mi alma. Dicen que el sol transmite, calor, seguridad y confianza. Y ahora que hay sol puedo ver las cosas con claridad.
Tomo como enseñanza todo lo que escribiste. Aprendí que el camino se debe recorrerlo con serenidad y prudencia, sin desperdiciar el más mínimo momento de felicidad. Entendí -perdón, quiero decir comprendí- que todo lo que tengo a mi alrededos es alucinante, y suficiente; que las hostilidades de los otros, no son más que malas vibras que pululan en el aire obstaculizando mi propio camino.
Como bien vos dijiste, leer un libro significa compenetrarse en un nuevo mundo. De eso no me cabe duda, siempre sostuve esa idea. De hecho, mientras me penetraba en cada renglón que escribías, mi mente iba entrando al misterioso mundo de la psicología, que tan cautivante me resulta.
Te digo y repito mil veces: gracias. Porque caminé junto a tus palabras, y logre también que no me influyeran de una manera directa. Quiero decir que, las acepté. las entendí, y luego las comprendí. Me has dado otra lección de vida, y has aportado un grano de arena más a esta concepción de vida que estoy formando. Como la honestidad forma parte de mi modo de ser, me veo obligada por una cuestión más que nada cumplidora (vos dijiste que te gustaba recibir críticas, sean buenas o malas) a decirte que a pesar de todo lo sabio que escribiste varias cosas no comparto. No quiere decir que no me haya gustado, ojo: las acepto. Porque en definitiva me sirvió para alimentar un poco más a mi mente crítica que bastante abandonada estaba.
Siempre que termino un libro necesito volcar todas las sensaciones que me produjo y esta es una de las formas que encontré para liberarme. Ahora sí, me despido, para seguir haciendo lo mío, y vos lo tuyo. Y si por alguna casualidad nos encontramos, va a ser hermoso. Y si no, no puede remediarse.

Claudia